Este jueves por la mañana la jueza María Laura Martini, comenzó en la Oficina Judicial de Rawson la audiencia preliminar que culminará con el juicio por jurados que enfrentará Pablo Moyano, el remisero acusado por el femicidio de la docente de Rawson Myrna Estela Maidana.
La acusación está a cargo de la fiscal Laura Castagno, que fue acompañada por la procuradora fiscal Silvina Nicholson. A Moyano lo representan los defensores públicos Miguel Moyano y Miguel Lugo.

La acusación
En el primer tramo de la audiencia, la fiscal leyó la acusación. Según esta hipótesis, a las 11.42 del 11 junio de 2024, Myrna regresó a su casa del Área 16 de Rawson. Esa mañana había trabajado en la Escuela 795. Estacionó su Ford Fiesta y al entrar a la vivienda se encontró con Moyano, que había ingresado sin su permiso.
Ya no eran pareja. Se habían conocido por Tinder y habían tenido un vínculo de un mes, que ella había roto el 31 de mayo de ese año.
Myrna sentía “marcado temor” de alguna represalia del remisero, que no aceptaba la ruptura. Según Fiscalía, las conductas abusivas previas de Moyano incluyeron hostigamiento y acecho: pasaba con su remis por el frente de la casa de la mujer, para controlarla.
Ella debió mentir para poder separarse: le dijo al asesino que había puestos cámaras de seguridad dentro y fuera de la casa y que su hija Victoria pronto se iría a vivir con ella.
“Había una relación asimétrica con una marcada dominación de Moyano –explicó la fiscal-; esta desigualdad quedó marcada cuando Moyano le pidió ir a vivir a una habitación de su casa porque le quedaba más cerca del trabajo, y esto transformaría a Myrna en el sostén económico de la pareja”. Este pedido terminó de decidir a Myrna.

El día del crimen
Cuando la docente volvió a su casa, Moyano le estaba robando. Forcejearon, la golpeó en el rostro, se abalanzó sobre ella y pegó su cabeza brutalmente contra el piso. Myrna quedó semiinconsciente. La ató con cinta de pies y manos, la estranguló y la apuñaló en el cuello. Dejó todas las puertas con cerrojo y se llevó el celular de la víctima.
El remisero cargó todo lo que pudo en el coche de su expareja: consolas de juego, joystick, sahumerios, libros, cubiertos, manteles, adornos, ropa de cama de todo tipo y color, una valija, un ventilador, tablas, toallas, espejos, dos televisores, cortinas, mates, termos, almohadas, control remoto, un horno microondas, ollas, cerámicos, cacerolas, platos, relojes, velas, desodorantes, plancha, elementos de costura, jabones, piedra pómez, hisopos, cafetera, sandwichera, un caloventor, una paleta de paddle, mochilas y hasta un perfume Victoria Secret.

Tras desvalijar a Myrna se fue en su Ford Fiesta a su pensión de calle Costa Rica en Trelew. Dos encargados del lugar le creyeron que se había divorciado y lo ayudaron a descargar una parte. Todo el botín no entraba en la pequeña pieza que ocupaba.
Para confundir a la Policía, Moyano siguió viaje hasta Gaiman y abandonó el coche cargado de más cosas robadas en calle Morgan, estacionado en contramano. Caminó a la parada de Tello y Jones para tomar un micro 28 de Julio y regresar a Trelew. Las llaves y el celular de Myrna nunca aparecieron. El remisero lavó su ropa.
Moyano fue detenido el 12 de junio al mediodía. Volvía a su pensión tras pasar la noche con su nueva pareja. Le había regalado el perfume Victoria Secret de Myrna, mintiéndole que se lo había olvidado una pasajera en el remis.
Corrección
Tras escuchar la acusación, el defensor Moyano pidió que la imputación se “reordene” ya que según interpretó, tiene “contradicciones” y “adjetivos impropios” que no se podrían probar en un juicio. Además dijo que la calificación jurídica era confusa.
La jueza Martini coincidió con parte del reclamo y le dio un cuarto intermedio de 45 minutos a la fiscal para que simplificara su acusación y la centrara en el hecho y no tanto, por ejemplo, en la lista de los elementos robados. Castagno cumplió puntual.
A su turno, Moyano anticipó que su teoría del caso será probar que no hubo un femicidio sino un homicidio en ocasión de robo. Esto cambiaría sensiblemente la pena: pasaría de reclusión perpetua a una banda de 10 a 25 años de cárcel.
Proceso
El resto de la audiencia se dedicó a acordar la prueba que se presentará y a filtrar la lista de testigos: de 90 posibles nombres se redujo a unos 30. Como la discusión seguirá la mañana de este viernes, los testimonios podrían reducirse todavía más para evitar relatos repetidos.
Si el ritmo de acuerdos se sostiene, antes del fin de semana el trabajo podría concluir de modo que antes de fin de mes, la jueza Martini pueda decidirsi el caso se eleva a juicio oral y público.
FUENTE: Jornada FOTOS: Norman Evans










