El 10 de noviembre del año 2018, los corazones de los habitantes de Rawson y Trelew se paralizaron a medida que la noticia comenzó a correr como reguero de pólvora: un grupo de hinchas de Boca Juniors había sufrido un accidente llegando a Buenos Aires a mirar la final de la Copa Libertadores entre el club xeneise y River Plate.

Nadie podía ni quería creer lo que repetían los medios periodísticos y multiplicaban cientos de llamados telefónicos de casa en casa. Pero inexorablemente el triste desenlace se confirmó

Sebastián Berra, César Ezequiel Jones, Malcom Vitton y Franco Guido Silvestri -los tres primeros de Rawson y Silvestri de Trelew- habían fallecido, casi de forma instantánea en la ruta 205, a la altura de la localidad bonaerense de Lobos, cuando la Peugeot Partner en la que viajaban impactó de manera frontal contra una camioneta Toyota Hilux conducida por el homicida Francisco Lucesole mientras conducía alcoholizado, Eran las 8 de la mañana. Luciano Virgili fue el único sobreviviente de ese grupo de amigos que iba en busca de una fiesta y se encontró con la muerte. Quedó con tremendas secuelas en su cuerpo y ha sido un permanente protagonista de los reclamos para que la justicia avance en el proceso que lleva tres años y recién ahora pareciera que avanza hacia un juicio oral y publico, según explicó el abogado que representa a las familias, Natalio Nicomedes

La noticia que nadie quería escuchar, se convirtió en un llanto agudo y profundo en las primeras horas de la tarde, mientras los televisores mostraban las inclemencias del tiempo que obligaron a la suspensión del partido para el día siguiente. Para esas familias, sus amistades, sus conocidos y miles de otras personas que se hicieron eco de la tragedia, el partido paso a ser solo un desinteresada referencia. La tristeza se hizo dueña y señora de sus corazones para siempre.

Las pruebas recogidas, sostiene el abogado Nicomedes son abrumadoras en perjuicio del imputado Lucesole.