La ciudad de Rawson soportó toda la furia de la gente que rechaza la zonificación minera y descargó toda su bronca contra los edificios públicos y los bienes del estado, ya sea del Poder Ejecutivo Provincial, como del Poder Judicial, espacios públicos, jefatra de Policía, bienes particulares y todo lo que se cruzo ante la turba que tampoco dudó en incendiar hasta la Plaza Guillermo Rawson.
La Plaza Guillermo Rawson fue otro mudo escenario de la violencia desplegada rechazando la zonificación minera.