El tribunal, integrado por los jueces Gustavo Castro, Marcelo Nieto Di Biase y María Tolomei, avaló por unanimidad y de manera coincidente la postura de la Fiscalía de Trelew y consideró que no prescribió el proceso penal por la muerte del adolescente Rodrigo Méndez ocurrido en una chacra de Trelew en febrero del año 2007.
Por medio del presidente del tribunal, el juez Castro, se dió a conocer esta mañana cuando se reanudó el debate por esta resolución tras los cuestionamientos realizados el martes pasado por el defensor de los tres imputados, el penalista de Trelew Fabián Gabalachis.
De esta manera, de los tres planteos que efectuó el defensor, el tribunal rechazó dos de ellos. El más trascendente quizá y que más debate originó entre los fiscales y el defensor, fue el de los vencimientos de los plazos procesales tal como lo entendía Gabalachis, teniendo en cuenta que un tribunal absolvió a los imputados, otro los sobreseyó aunque finalmente la Corte Suprema de Justicia de la Nación ordenó, casi 15 años después, la realización de un tercer juicio.
La audiencia se reanudará este viernes a las 8 horas con la lectura de la descripción del hecho investigado y los alegatos o las expectativas que tienen las partes respecto del resultado del juicio oral. El Ministerio Público Fiscal está representado por los fiscales generales Carolina Marín y Gustavo Núñez.
A puertas cerradas
Cabe destacar que el juicio es oral pero no público, ni se permite el ingreso de la prensa. Para que se llegue a esta situación, el defensor Gabalachis invocó que al momento de producirse la muerte del adolescente, dos de los imputados eran menores de edad.
La muerte de Méndez, de 17 años de edad en ese entonces, se produjo en la madrugada del día 10 de febrero del año 2007 en una chacra localizada al sur este de Trelew. En principio la investigación barajó la posibilidad de un accidente a raíz de una presunta caída de la víctima desde un techo. Pero luego distintas pericias y testimonios llevaron a la posibilidad de un homicidio como consecuencia de golpes propinados por tres de los jóvenes presentes en el lugar, dos de ellos menores. Esta última circunstancia fue el argumento principal esgrimido por el defensor Gabalachis para lograr que el juicio oral no tenga publicidad ni cobertura periodística desde la sala de debate.